Hugo Bairó: «La mega granja de cerdos es insustentable, tiene muchos problemas de contaminación»

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Por Federico García

Jueves 30 de Julio de 2020 – La situación que atraviesa China por la peste porcina africana generó bajas en la producción de cerdos en ese país por más de 20 millones de toneladas, y erradicar la enfermedad podría llevarle al gigante asiático entre 5 y 10 años. Es por eso que el gobierno chino autorizó a sus empresas a invertir en otros países para producir cerdos.

El 8 de enero de este año la multinacional Biogénesis Bagó anunció que inversiones por 27 mil millones de dólares de China podrían transformar a la Argentina en el principal productor mundial de cerdos en los próximos 4 a 8 años, y generar 20 mil millones anuales en exportaciones de cerdo y sus derivados.

El comunicado de Biogénesis Bagó se refería a un acuerdo entre la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP) y la Asociación China para la Promoción y el Desarrollo Industrial de China (CAPID) y se mencionaba la posibilidad de pasar de una producción de 6 a 100 millones de cerdos en un período de 5 a 8 años.

A principios del mes de julio de este año, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Argentina publicó una nota en la que mencionaba que el canciller argentino Felipe Solá se había reunido con el Ministro de Comercio de la República Popular China Zhong Shan, donde se mencionaba la posibilidad de firmar un acuerdo bilateral de inversión mixta con el país asiático para la producción de carne porcina entre las empresas chinas y las argentinas.

De los cien millones de cerdos que se hablaba en un primer momento, luego se dijo que eran 9 millones y esta semana desde Cancillería se hace referencia a 900 mil cerdos.

En este marco, distintas cátedras de soberanía alimentaria de la Argentina, organizaciones ambientalistas, periodistas e intelectuales firmaron un comunicando rechazando este posible acuerdo y pidiendo que se avance en un pacto ecosocial y económico, realizando una mejor y más justa redistribución de la tierra, de la riqueza, de los medios de producción y la comercialización.

Entre los firmantes se encuentra la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Hablamos con Hugo Bairó, ingeniero agrónomo de la UNLP y miembro de dicha cátedra, sobre el posible acuerdo, sus consecuencias y el modelo alternativo que proponen.

-En la solicitada que firmaron cómo cátedra expresan que esto los aleja de la soberanía alimentaria, ¿por qué señalan eso y por qué están en contra del acuerdo?

En primer lugar lo rechazamos porque lo vemos atado a un sistema, a una matriz productiva que hasta ahora no ha demostrado producir todo lo que se argumenta que puede producir. Una matriz productiva que está basada en el agronegocio, en el fracking, en la megaminería y ahora con estas mega factorías de cerdos. Son propuestas que lo único que han dado hasta ahora son consecuencias negativas que amenazan lo social, lo ambiental, lo sanitario.

Lo que podríamos también decir es que hasta ahora no hay una propuesta clara, hay un atisbo de informe que dio el Ministro Solá y nunca más hubo información al respecto. Lo que se sabe es del desembarco de mega granjas de cerdos, pero sobre todo como es una forma de crianza de factoría eso es lo que llama al rechazo de las cátedras de Soberanía Alimentaria, desde los movimientos sociales, desde los movimientos ambientalistas, por toda la externalidad negativa que tienen estos proyectos.

-También señalan que éste tipo de criaderos de cerdos son focos de nuevas enfermedades, ¿por qué?

Lo señalamos porque está comprobado por diversos estudios científicos, son lugares donde los antibióticos no solamente se usan por su función específica sino también como estimulantes de crecimiento. Por ejemplo, en el caso de los pollos actúan como si fuesen un anabólico.

Las bacterias más resistentes que se han encontrado hoy día están en las camas de los pollos de crianza industrial, y lo mismo con los cerdos. Y atado a esto, estamos en este contexto de pandemia de Covid-19, que es justamente una pandemia zoonótica. Los virus son bastante inestables y en una de esas inestabilidades, que es a partir de las mutaciones, hace un salto específico y pasa de los animales al humano.

-¿Este tipo de granjas se pueden hacer de forma sustentable?

La forma de mega granja es insustentable y está comprobado por diferentes estudios, porque tiene muchos problemas de contaminación ambiental en el aire, en el suelo, contaminación de napas y es una forma que no es sustentable desde ese punto de vista. Y tampoco es sustentable desde el punto de vista económico porque no generan gran cantidad de puestos de trabajo para la dimensión que tienen.

Son proyectos que miran estrictamente lo económico, no ponen en la balanza otras cuestiones que no sea la rentabilidad. Y esto causa problemas ambientales, sociales, sanitarios. Lo mismo ha pasado con otro mega proyecto como los grandes cultivos de soja o la megaminería. Son todos proyectos extractivistas que más allá de producir ganancias trae trastornos y pérdidas para la mayoría de la comunidad.

Desde la década del 90 que venimos con proyectos de este tipo y no se supera la pobreza. Es más, hoy en día la mitad de los pibes de nuestro país están por debajo de la línea de pobreza y hace años que estamos con este tipo de proyectos de megaminería, agronegocio, fracking. Vaca Muerta hoy, con todas las promesas que hubo, está muy lejos de cumplir con todo lo que se decía. Sería como una apuesta más. Así como se apostó en la parte energética a Vaca Muerta, ahora se quiere apostar a otra salida como puede ser ésta exportación de cerdos.

-En el comunicado hacen una mención a la soja transgénica y quien la introdujo fue Felipe Solá también ¿Qué consecuencias trajo?

Y lo introdujo de qué forma. Fue entre gallos y medianoche. Hay una serie de requisitos que debe cumplir cualquier nueva semilla si se quiere introducir en el sistema y con la soja transgénica en 1996 ninguno de esos requisitos se cumplieron, o lo hicieron con informes presentados por los mismos interesados que se aprobara la soja transgénica, y que ni siquiera lo tradujeron. Fueron informes en inglés y en tres meses la soja estuvo aprobada. Y hoy nos sorprende con esto, con la propuesta de estas mega granjas, y la sociedad hasta ahora no ha sido consultada.

La soja transgénica trajo innumerables problemas, tanto ambientales, sociales, culturales, por el afán de sembrar cada vez más se deforestaron zonas, que no estaban vacías, vivían comunidades aborígenes, su lugar de hábitat donde ancestralmente vivieron, lugares que han sido contaminados, que no estaban preparados para la agricultura y hoy están desérticos, lugares donde hoy se originan inundaciones. Y todo el tema de la contaminación porque inevitablemente para producir la soja de la forma que se plantea en el agronegocio hay que hacerlo con un paquete de tecnología que contamina, mata, envenena tanto al ambiente como al ser humano.

-Con respecto a los antibióticos que se le dan a los cerdos, ¿hay controles, de qué tipo son?

No sólo se usan los antibióticos por las enfermedades sino como estimulantes del crecimiento. Pero lo importante de esto es que es un sistema perverso. Necesita ese paquete tecnológico porque lo que prima hoy es la rentabilidad. En el caso de que todo esto se confirme va a ser una pelea muy difícil. Se habla de 27 mil millones de dólares entre 4 y 8 años, mucha plata en juego y mucha gente que va a salir a defenderlo.

-¿Creen que si esto se realiza con pequeños y medianos productores sería viable?

Con pequeños productores podría ser pero, hoy por hoy, no es lo que se está discutiendo. La poca información que circuló es que serían megagranjas. Hoy lo que está sobre la mesa es lo poco que informó Solá, que fue lo de las mega granjas.

-¿Cree que este tema marca un quiebre en el tratamiento de cuestiones ambientales? ¿La gente está más interiorizada y reclama más sobre este tema?

Si, la gente está mucho más activa. Lo que hay que estar atentos es que hoy el tema del agronegocio, megaminería, fracking es como una política de estado, no importa el gobierno que esté esos temas siguen vigentes. Desde 1990 ningún gobierno ha tratado de cambiar algo de esto pero la gente va percibiendo el daño y también se percibe que las promesas que hay de mayor bienestar no se cumplen. No hay más puestos de trabajo, al contrario. Ni se está mejor, porque la pobreza va aumentando.

Los cambios que hay en la política la está proponiendo la sociedad civil, los movimientos sociales, el feminismo, la diversidad sexual, todos esos cambios están viniendo desde los movimientos sociales, no es una propuesta que traigan consigo los distintos partidos políticos.

-Ustedes proponen otro modelo, ¿cuál sería?

Es un cambio de paradigma en cuanto al modelo de desarrollo. Hoy por hoy lo que prima como modelo de desarrollo es el PBI (Producto Bruto Interno), y el desarrollo es la calidad de vida de la población. Hay que cambiar el tipo de matriz productiva, que tenga en cuenta las cuestiones ambientales, sociales.

La Soberanía Alimentaria lo que propone es una nueva forma de producción que es la agroecología, sin agrotóxicos. En grandes extensiones de nuestro país se está produciendo de esta forma y con mucho esfuerzo se ha logrado formar una red de municipios donde se produce de forma agroecológica, que es una nueva forma de producir el alimento, con recursos locales y pensando en el desarrollo local.

Reproducimos la carta

Julio de 2020

La actual pandemia por Covid-19 que tiene en vilo a toda la humanidad está estrechamente vinculada a cuestiones socioambientales y productivas, que están invisibilizadas. Al igual que ocurrió con el ébola, la gripe aviar y la porcina, el SARS y otras zoonosis, se trata de un virus que emergió por alguna de estas causas: hacinar animales para su cría industrial y/o su venta, y desintegrar ecosistemas acercando a las especies entre sí.

En los criaderos industriales, los animales son sometidos a aplicaciones de una cantidad de antibióticos y antivirales para prevenir las enfermedades y engordarlos rápidamente. Por ende, estos centros industriales se convierten en un caldo de cultivo de virus y bacterias resistentes. Una vez que un microorganismo muta, se fortalece y puede provocar nuevas infecciones con daños incalculables. Como consecuencia, hay que tomar medidas como el confinamiento de una gran parte de la población mundial o la matanza de miles de millones de animales.

Dos años atrás China sufrió un fuerte brote de Gripe Porcina Africana (PPA). Este virus -G4 EA H1N1-, altamente contagioso, afecta a los cerdos alterando de muchas formas su vitalidad. Para evitar su propagación en ese país, se estima que se habrían sacrificado aproximadamente entre 180 y 250 millones de cerdos (de modos sumamente crueles como quemarlos o enterrarlos vivos), lo que disminuyó la producción entre un 20% y 50 %.

Hace poco tiempo, la revista científica PNAS publicó sobre el potencial pandémico actual de la Peste Porcina, y su peligrosidad fue advertida también por la Organización Mundial de la Salud: el G4 EA H1N1 podría mutar y resultar infeccioso para los humanos.

Erradicar la Peste Porcina y a la vez garantizar a su población el consumo de esa carne es una preocupación para China. Para alcanzar sus objetivos el gobierno de ese país autorizó a muchas de sus empresas a invertir en otros territorios, y a aumentar las importaciones de carne de cerdo (si bien no fue oficializado en qué cifra, se estima que será al menos un 75% más para este año).

En este contexto, el 6 de julio pasado la cancillería argentina difundió la comunicación entre el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Felipe Solá, y el ministro de Comercio de la República Popular China, ZhongShan, donde se anuncia una “asociación estratégica” entre ambos países, referida a la producción de carne porcina y se anuncia una “inversión mixta entre las empresas chinas y las argentinas” para “producir 9 millones de toneladas de carne porcina de alta calidad”, lo que “le daría a China absoluta seguridad de abastecimiento durante muchos años”.

Para entender la magnitud de lo que significan 9 millones de toneladas de carne tengamos en cuenta que éstas representarían 14 veces el total de lo producido por el país en todo el 2019.

No podemos aceptar que, en nombre de la reactivación económica o en el altar de las exportaciones, la Argentina se convierta en una factoría de cerdos para China (o para quien sea). Los criaderos industriales de animales ilustran un modelo agroindustrial cruel e insustentable que no sólo genera focos de contaminación en el plano local y regional sino también se convierten en incubadoras de nuevos virus altamente contagiosos y, por ende, en fábricas de nuevas pandemias.

El riesgo para la salud colectiva es innegable, pero corre el peligro de ser desatendido, como lo fue en 1996 con la introducción de soja transgénica. Entonces Felipe Solá era Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca y aprobó la introducción de esas semillas que solo crecen en combinación con un paquete de venenos aumentando el uso de agrotóxicos en un 1400 % en casi 25 años de agronegocio transgénico. Esa soja que hoy ocupa el 60 por ciento de la tierra cultivada del país, que empuja el desmonte en las provincias del norte volviéndonos uno de los 10 países con más deforestación del mundo, y que luego es exportada a países como China para alimentar animales como los cerdos.

El modelo agroindustrial dominante se presenta como el único generador de divisas y garante de bienestar en un discurso publicitario jamás cumplido que viene impulsado por las grandes corporaciones y poderes globales. Lo hacen ocultando las graves consecuencias que generan y negando las alternativas que impulsan diferentes organizaciones sociales y experiencias interdisciplinarias, que alientan otro paradigma productivo, sano y agroecológico.

Este convenio con China nos coloca aún más lejos de la deseada Soberanía Alimentaria. Nuestras tierras ahora no solo estarán ocupadas por los granos transgénicos que se exportan para alimentar animales, sino también por los galpones que encierran a esos animales, que luego terminan exportándose, mientras la producción alimentaria local, de economías regionales y producción de alimentos sanos, sigue marginalizándose. Por último, estas granjas impulsarían además una mayor demanda de soja, exacerbando un modelo agroindustrial con elevadas consecuencias sociosanitarias y ambientales.En estos tiempos de pandemia, desigualdades y crisis socioecológica, resulta fundamental avanzar en un pacto ecosocial y económico, a través del aprovechamiento del enorme territorio nacional, realizando una mejor y más justa redistribución de la tierra, de la riqueza, de los medios de producción y la comercialización, de la mano de un modelo sano, agroecológico, solidario y soberano.

Enviar adhesión a: noalasfalsassoluciones@gmail.com

1 pensamiento sobre “Hugo Bairó: «La mega granja de cerdos es insustentable, tiene muchos problemas de contaminación»

  1. Ruego que en toda información y comentario periodístico escrito, la nominación de Soberanía Alimentaria va con mayúscula. Es un nombre propio porque es una bandera política, una consigna estratégica, una bandera de Liberación de los Pueblos. Desde su nacimiento parida por La Via Campesina en 1996, ya se escribió así y confirmado en el Encuentro Mundial de los Pueblos por la Madre Tierra en Cochabamba-Bolivia 2010.

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