Intendentes PRO intentan salvar sus distritos

Por Aldo Hernando
Desde el día después de la durísima derrota que recibió Juntos por el Cambio de manos del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires el 11 de agosto cuando se celebraron las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, en varias localidades donde gobierna el oficialismo, sobre todo las del conurbano (ese gigante incomprendido por muchos), se comenzó a pensar en «salvar las papas» en lo local.
Ya no importaba Macri ni tampoco la otrora amada Vidal. Sólo importaba zafar en los distritos propios, retener el poder y que no los arrastre la ola azul. Empezó como un rumor que se ventilaba por los medios, y luego los propios intendentes lo hacían más visibles con gestos y reuniones, y llegó la campaña para las elecciones generales y el plan vio la luz.
El intendente Garro, de la ciudad de La Plata, apuesta todo a municipalizar la elección y hace campaña con su rostro solo, sin el lastre provincial ni nacional. El mismo lastre que lo llevó donde está. Así es la política de encantadora. Bajo el lema «La ciudad nos une», Garro hacen su equipo con otro mensaje sutil pero directo: «No me importa tu partido, me importa tu ciudad». A buen entendedor pocas palabras.
Por otro lado, Martiniano Molina, intendente de Quilmes, dejó la sutileza de lado y casi que se pasó de bando. En el folleto que comenzó a circular está su cara sola y los nombres de Kiciloff y Magario, y Alberto y Cristina. Así de fácil la hizo. En 2015 fue intendente gracias a Macri y Vidal, pero ya no le sirven. Que pase el que sigue.
Así es la política de hoy. Le guste a quien le guste. Como dijo un dirigente de Boca, «la política es para los vivos».