«Hay una magia detrás del armado de un espacio independiente que crece sola»

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Por Federico García

Realizar teatro independiente no es fácil, es más complicado que el comercial. Pero no menos gratificante y tampoco hecho con menos pasión. En la ciudad de Miramar hace cinco años abrió el primer teatro independiente y hablamos con una de sus socias fundadoras, Nadia Pais, directora y actriz, que noche a noche deja todo para que el Espacio Konstantin brille cada vez más.

-¿Desde cuándo está el lugar y por qué decidieron abrirlo?

Nosotros abrimos el espacio en mayo del 2015, veníamos de una temporada que habíamos hecho un espectáculo con Vero, que es mi socia. Un espectáculo callejero que armamos del “El enfermo imaginario” y fue un invierno, el anterior, muy difícil, porque el teatro municipal tenía sobrecarga de ensayos de horarios, se complicaba mucho ensayar ahí. Nosotros empezamos a ensayar la obra en la casa de uno de los actores y después nos prestaron durante unos meses en teatro del Mar del Sur, que todavía no estaba abierto.

Íbamos y ensayábamos ahí porque era una puesta callejera y necesitábamos espacio amplio para poder probarlo.La realidad es que se complicaba. Hicimos toda la temporada y con Vero empezamos a pensar en la idea de generar un espacio propio, independiente donde sirviera tanto para ensayar como para las clases, y además en ese momento yo ya estaba en la Asociación de Teatristas de la Región Atlántida, que es una asociación que reúne a todos los teatristas independientes de la costa, y había un fomento bastante fuerte respecto a lo que eran los espacios independientes. Yo había estado un año antes en La Matanza en un congreso donde se hablaba de ordenanzas para habilitar espacios independientes, y veníamos con toda esa carga en una ciudad donde eso no existía.

El único espacio que estaba generado era el municipal donde nos aglomerábamos todos los teatristas independientes, y después el teatro Astral.

Hoy por hoy la ciudad tiene tres espacios, uno municipal, otro comercial y otro independiente. Eso fue en 2015, después de la temporada. Empezamos con clases a partir de julio, no teníamos nada. Cuando vinimos a ver el espacio la señora tenía acá un estacionamiento. Nos imaginábamos nosotras lo que podía llegar a ser, pero en ese momento era una locura. No teníamos ni telas, no teníamos nada.

Empezamos con el apoyo de algunos teatristas, había un grupo independiente que se llamaba grupo Nexus, que ahora no quedó ningún integrante, pero su director Eduardo Gutierrez nos dio una ayuda muy importante porque el tenía unas luces muy antiguas pero que para arrancar a nosotras nos vino bárbaro y nos dio toda esa luminaria que tenía, y algunos tachos que hicimos con latas de tomate. Fuimos armándolo muy de a poco. Y llegando a diciembre cuando teníamos que arrancarla primer temporada y realmente necesitábamos que el teatro tuviese lo mínimo como para poder invitar a elencos de afuera, se dio la oportunidad de un espacio en Mar del Plata que cerró, se llamaba “El Caldero” de Daniel Lambertini, que es un actorazo. El cerró su espacio en diciembre y Daniel nos dio una mano enorme porque ese día dijo “chicas, llevénse todo lo que tengo acá, me lo pagan en la temporada cuando puedan”.

Y nosotras nos trajimos las gradas y arrancamos con la consola de luces de él, con sus tachos, El Caldero vino para acá. Fue una mano enorme porque ya con todo eso se podía invitar a elencos de afuera. Fue la primer temporada que vinieron elencos de Mar del Plata, y esa temporada tuvo la primer obra que nosotros pusimos. Fue una obra que dirigió Mauro Spadari, que es un referente acá en Miramar. El inauguró esta sala con su espectáculo “Diario de un loco” y a su vez fue un puntapié sumamente importante al principio porque él nos dio muchos vínculos con la región, generó muchas redes con otros artistas, y además dirigió la primera obra que actuábamos Vero, yo y Painé, que es la hermana de Vero. Esa fue la primer producción que tuvo el espacio.

-¿Cómo transcurrieron estos años desde que abrieron?

Fueron años muy difíciles, porque nosotras no lo vemos como un negocio, lo hacemos realmente con todo el amor que podemos darle al espacio, pero había que sostenerlo. El alquiler fue una carga bastante pesada, sobretodo durante el invierno. El primer año fue difícil porque no nos conocían los turistas, no nos daba el cuerpo para difundir porque eramos muy pocos, todavía no teníamos alumnos. Habíamos arrancado a mitad de año y había cuatro, cinco alumnos. Tampoco había mucha gente que sintiera el espacio propio como fue ocurriendo después, que fue ocurriendo después, que eso ayudó a que año tras año fuera creciendo, y hoy la familia Konstantin somos 26, 30 personas mínimo, como actores fijos, y eso hace que todos nos pongamos la camiseta del espacio, pero en esos cuatro años fue de a poco.

Y también tuvimos que tener una mirada muy consciente de cual era la realidad, por eso se optó también por el sistema de gorra que nos ayudó muchísimo a sostener el espacio y a visibilizarlo, que viniera gente a conocer a nuestros actores. Con el sistema de la gorra le fuimos encontrando la vuelta para poder atraer al público que no nos conocía y que vinieran mínimamente a conocer el espacio.

Después fueron sucediendo cosas maravillosas a lo largo de los años, artistas reconocidos que han venido, referentes de nuestra historia como las Madres de Plaza de Mayo. Fueron visitas que hemos tenido a lo largo de estos años, que para nosotras fueron realmente una voz fuera de Miramar, porque se hablaba del espacio Konstantin y a mi me llamaban artistas. Realmente eso fue el esfuerzo en que cada persona que viene al espacio se sienta en su casa, se sienta cómodo, dentro de nuestras posibilidades lo mejor que podemos.

-Al momento de pensar la programación, ¿tienen algún criterio?

Normalmente pedimos carpeta de presentación, se pide referencias. Hoy por hoy es raro que venga un elenco que no haya venido referenciado por alguien y también nos sucede que hemos participado en varios festivales en los últimos años y eso te genera el vínculo, y vas conociendo e invitando artistas. Por ejemplo, Omar Musa de La Plata es una persona que nosotros apreciamos mucho. Omar me llama y puede traer lo que quiera, ciegamente confío en sus productos y en sus obras. Todos los octubres somos sub sede del Festival Iberoamericano y eso te va dando cierto ojo. A veces te puede pasar que venga algo que no esté dentro de lo que nosotras consideramos como teatro independiente. Pero un poco tiene que ver con la imagen de la obra, que es lo que te ofrecen, cuales son las temáticas, prestamos mucha atención a cual es el mensaje de la obra, para nosotros es fundamental eso. Si vos me queres traer una obra que no tiene un mensaje, o que vos no sabes como transmitírmelo, es muy difícil que yo te diga que si al espacio.

-¿Cómo analizás las políticas culturales a nivel municipal y provincial?

Hago dos divisiones.A nivel municipal nosotros venimos con un mismo director de cultura del 2010 para acá, ha pasado por gobiernos kirchneristas, de Cambiemos y ahora continúa estando en la gestión. Yo creo que se ha fomentado mucho el teatro, por eso la gran cantidad de elencos que hay en Miramar a pesar de ser una ciudad chica y con pocos habitantes que tiene durante el invierno. Nosotros tenemos varios grupos y varios actores que se dedican al teatro durante todo el año. Yo creo que no es el tipo de política que yo veo como propia, en el sentido de que para mi falta el trabajo de enseñar a ver teatro, de llevar la cultura realmente a los barrios pero con una profundidad de que es lo que se quiere transmitir, siento que por momentos queda en algo como si fuese un producto.

El arte para mi lo ve el director (de cultura) como un producto, como algo que funciona o no funciona, como algo que si tiene marketing o no tiene, si tiene espectadores o no tiene espectadores. Y entiendo yo que un funcionario en ese lugar debería ver la política desde otro lado y fomentarla y tratar de que crezca desde otros aspectos. Tanto el deporte como la cultura para mi son dos herramientas sumamente movilizadoras, transformadoras de la sociedad, y creo que esa es la parte que yo veo que no se está aprovechando.

Después a nivel provincial estos cuatro, cinco años hemos pasado por momentos muy difíciles. A nivel teatral se nos destruyó lo que era el Consejo Provincial de Teatro Independiente con los referentes zonales que teníamos. Eso hizo que se redujeran las zonas de representantes, entonces nosotros estábamos dentro de un cuadro dentro de la provincia muy amplio, donde no teníamos realmente vínculo con nuestro representante. Así y todo nosotras no hemos dejado de tener la solicitud constante hacia el Consejo de Teatro Indpendiente.

De hecho en el 2017 nos otorgaron un subsidio para luces que nos sirvió para poder comprar todas las luminarias que necesitábamos para una obra. Yo creo que es como todo, la burocracia dentro de lo que es la administración es para pocos, entonces sucede que los teatristas muchas veces nos quejamos porque no tenemos subsidios pero no sabemos prepararlos. Si uno sabe prepararlos hay respuesta a pesar de estar en un gobierno que no tenga esa afinidad con los subsidios. Nosotros lo hemos recibido. Pero insisto que hay dos miradas de lo que es la política cultural. Una es el apoyo, que nivel municipal no existe, no hay apoyo para las compañías teatrales. De hecho nosotras hemos ido de gira y no hemos tenido ningún tipo de apoyo, yo he pedido para el Festival Iberoamericano que se hospedara a los artistas que venían de afuera, y no he conseguido ni hospedaje ni comida ni nada, a ese punto,que cada uno se arregle como pueda. Creo que si hay esta falla en lo que es realmente tener una idea de cual es la política cultural que queres llevar a cabo como provincia y como municipio.

-¿Cómo teatro independiente que le aportan a Miramar?

Yo creo que lo que sucede en el teatro independiente tiene que ver con una búsqueda de técnica, de conocer desde donde se hace el teatro, como sentirlo, como vivenciarlo, que tal vez en otros espacios no se da esa oportunidad de aprendizaje, de búsqueda en conjunto, de lo que por ahí se podría denominar compañía, de trabajo pero que también es un grupo de investigación teatral. Nosotros por lo menos lo experimentamos desde ese lugar. Desde lo que se le aporta a la ciudad me parece que es otra calidad de espectáculo, totalmente distinta.

Hay espectadores que nosotros no podemos convocar porque no es el tipo de teatro que quieren ver y hay espectadores que vienen a buscar el tipo de teatro que nosotros ofrecemos acá, que es distinto al que se ofrece en teatro municipal, a pesar de que por ahí son compañías independientes las que se ofrecen allá. Me parece que lo que sucede es que hay un vínculo entre las redes de teatro independiente que generan este circuito de obras.

Hay obras que circulan por espacios independientes, nosotros tenemos un vínculo, tenemos una red que hace Santa Clara, Mar del Plata, Miramar y Necochea, que estamos tratando de ampliar a Balcarce, hay todo un circuito donde uno recibe una obra y la recomienda para que siga girando por el resto de las ciudades.

Es algo diferente, es una construcción distinta, también desde la formación actoral. Nosotros tenemos una formación que es de tres años y luego pasan a formar parte de nuestra compañía, y seguimos trabajando pero como compañía, ya no es un estudiante, el que quiere continuar del lado del actor o el que vino porque quería descubrir algo en si e irse.

¿Que le recomendarías a alguien que quisiera montar un teatro independiente en su localidad?

Que se anime, porque hay una magia detrás del armado de un espacio independiente que crece sola. Realmente cuando lo abrimos con Vero sentimos que era una locura pero fue tomando forma solo y fuimos recibiendo ayuda. El no sentirnos nunca solas, siempre estuvimos muy acompañadas, tanto por la sociedad, por los compañeros teatristas, yo diría que si alguno está soñando, tiene la idea, que busque el espacio y lo arme. Que empiece con lo que tenga, yo arranqué con los postigos de mi casa, eso fue lo que puse de escenario, tenía unas maderas y con eso arranqué.

Hay una parte que todavía quedó acá eran los ventanales de mi casa y nos animamos con lo que teníamos y después se fue construyendo solo. Que se pongan en contacto, que busquen otras salas teatrales que apoyen, aunque estén a la distancia pero que generen éstos vínculos que hacen más fuertes a los teatristas independientes.

4 pensamientos sobre “«Hay una magia detrás del armado de un espacio independiente que crece sola»

  1. Aplaudo y valoro las expresiones artísticas. Felicito y agradezco a Nadia y Verónica por animarse y brindarnos ese Espacio a toda la Comunidad, y que puedan acceder todes es simplemente magnífico.

  2. Ciertamente un ejemplo de que es posible!! He tenido la oportunidad de ver obras en el teatro Konstantin y tanto las de produccion local como las invitadas de otros sitios son de muy buena calidad y hecho todo con mucho esfuerzo y pasion. Las felicito a Nadia y a Veronica por concretar el sueño y seguir apostando al teatro independiente. Acercando a todo publico al acceso a una importante area del arte y la cultura.

  3. Descubrimos este espacio desde sus inicios y se generó desde el principio vínculos de respeto , de sentir empatía y compromiso en Nadia y Verónica, dos mujeres que transmiten pasión por la vida , agradecemos conocerlas y el regalo del espacio Konstantin , donde tantas veces nos encontramos a disfrutar buenas obras de teatro o simplemente estar en casa con amigues .

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