Fabián Asís: «Creo que lo principal para poder crear es sentirse incómodo»

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Por Federico García

Miércoles 14 de Octubre de 2020 – Fabian Asis nació en la ciudad de Villa Mercedes, provincia de San Luis. Llego a la ciudad de La Plata en el 2002. A la par de su carrera como comunicador social, donde siguió la línea del profesorado, se fue introduciendo en el teatro. Su inicio en el mundo actoral fue a través de la actuación, después surgió la posibilidad de dirigir y posteriormente quiso que esas obras que actuaba y dirigía sean las suyas. Sintió la necesidad de escribir.

Recientemente publicó su primer libro “Insomnio y 48 Horas”, dos obras de teatro que previamente ya fueron presentadas en el escenario. “Otra forma totalmente distinta en la cual el texto es sólo una excusa para que la obra se vea arriba del escenario”, dirá Fabián Asis en una charla con Red Baires.

En el 2018 se presentó “Insomnio” y en el 2019 “48 Horas”. Sobre esta última, Asis sostuvo que seguramente se vuelva a presentar cuando vuelvan a abrir los teatros, que han estado cerrados desde marzo de éste año por la pandemia del Covid-19. De hecho, pensaban volver en 2020 y no pudieron. En la primer hoja de cada obra está detallado quienes participaron de la puesta en escena.

-¿Cómo surgió la necesidad de escribir el libro?

El libro arranca de la necesidad de darle un motor a algunas cuestiones personales que me estaban pasando, algunas pérdidas personales y ciertas angustias que uno tiene que canalizar por algún lado, y la escritura siempre fue para mi un soporte importante. En el comienzo del libro lo planteo de alguna manera, esas ausencias te obligan a escribir para dejar asentado en algún lado todas esas cosas que uno siente. Viene un poco por ese lado la escritura, por lo menos de algunos de los fragmentos más importantes del libro.

Cronológicamente “Insomnio” es la primera y es la que nace de todas estas cuestiones. El no poder dormir, la incomodidad, noches enteras de desvelo. Por eso me gusta ver al insomnio como un punto de partida, ¿qué haces con eso de no poder dormir? ¿lo tomas como una frustración, como algo malo o lo tomas como una posibilidad?. Es el motor de escritura, por lo menos en esa primer obra que da inicio al libro.

Estás incómodo con el mundo, no podes dormir, no mires el techo, hace. Creo que el cien por ciento de esa obra está hecha en la madrugada, por eso se llama así, y porque el personaje principal transita toda una noche de desvelo.

-¿Cómo definirías ambas obras? ¿Qué similitudes y diferencias ves entre las dos?

La similitud está en que las dos obras tienen mucho de comedia. Si bien se tocan temas serios, son comedias dramáticas. El camino que yo elijo siempre tiene que ver con la comedia. Las dos obras tienen una mezcla de dos mundos, el mundo real y el imaginario. En las dos obras hay un diálogo constante entre lo real y lo imaginario.

Son dos comedias realistas pero también entran en el mundo de la fantasía porque están todo el tiempo apareciendo personajes que no son reales, que son imaginarios. La corporalidad de ese mundo imaginario es algo que está en las dos obras.

En cuanto a las diferencias, “Insomnio” vendría a ser un compilado de historias que lo único que tienen en común es que el personaje principal es insomne, todas las historias salen de su imaginación, son producto de su pensamiento y de sus reflexiones de sonámbulo.

48 Horas” es una historia más concreta, en el sentido de que es una sola historia que narra los sucesos de dos personajes (los protagonistas son una pareja) y el devenir de sus historias encontradas, cómo se interponen los sueños personales con la pareja. Por otro lado, «48 Horas” tiene un contexto de pobreza e “Insomnio” está desligada de la cuestión económica y no es tan notorio en la historia.

Creo que está bien que estén juntas en un libro porque hay cosas que hacen que se complementen un poco. Después hay cuestiones similares en los temas porque en las dos se habla de los sueños, de la vida, de la muerte, temas muy presentes en nuestros pensamientos.

-¿Cuáles son tus referentes en el ámbito de la literatura y el teatro?

Referentes hay muchos. Me gusta mucho Roberto Arlt, trabajé obras de él porque me parece un fenómeno de la escritura que se manejó en muchos campos de la literatura y lo imaginario siempre me cautivó, la posibilidad de trabajar esos textos y esos personajes. Me gusta mucho la escritura costumbrista.

Siempre lo remarco a Roberto Fontanarrosa, que no necesitó hablar complicado para decir tantas cosas lindas; en otra rama, también lo rescato a Quino. Me gustan estos artistas que no necesitan hablar demasiado complicado para decir cosas increíbles. Me interesa mucho la cuestión de lo terrenal, esos artistas que son terrenales, que no se agarran demasiado de la erudición, que están alejados de la intelectualidad. Con el humor lo mismo. Con grupos de teatro como Les Luthiers me siento muy identificado, forman parte de los discursos que construyen el discurso de uno.

Lo que me gusta de la escritura dramática es que hablan por sí solos, cada uno tiene su forma. Cada personaje es distinto, tenes que hacer el esfuerzo de no hablar por todos, de no ser todos. Cuando se escribe para teatro es probable que algunos personajes hablen por uno pero no puede ser así con todos porque sino serían un coro diciendo lo mismo. Uno tiene que tomar partido desde otros lugares también.

-Al momento de escribir, ¿cómo te preparas?

Soy muy caótico. Estoy muy alejado de lo metódico. Siempre tengo el teléfono a mano o un papel para escribir una idea. Estoy todo el tiempo escribiendo, no tengo un ritual. Si hay un ritual es caótico. Hay semanas que me paso días enteros escribiendo y hay semanas que no hago nada, entonces no hay un método ordenado.

Durante mucho tiempo me queje del caos, me molestaba que sea así, y creo que empecé a producir mucho más cuando empecé a acostumbrarme a que mi forma de producir es desde ese lugar, sin horarios, sin una estructura clara.

Los contenidos vienen de la sensación, de todos los cuestionamientos que uno tiene con la vida. Creo que lo principal para poder crear es sentirse incómodo y, en mi caso, durante gran parte del tiempo me siento incómodo. Cuando uno está en plenitud es un poco difícil porque está encargado de disfrutar esa plenitud. Los momentos de intranquilidad son los que utilizo para escribir.

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