Martin Eguaras: «La abeja es el principal polinizador que tiene nuestro planeta»

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Por Federico García

La Sociedad Geográfica Real de Londres declaró a la abeja como el ser vivo más importante del planeta. Éstos pequeños insectos no sólo producen miel, también son los responsables de fertilizar flores, vegetales y grandes cultivos, que luego comemos los seres humanos.

Argentina pierde un 34% de colmenas de abejas por año. Una cifra que la coloca en el quinto país de América Latina en mortandad de abejas. Consecuemente con ello, en 2018, 72 millones de abejas murieron en la provincia de Córdoba (La Nación, 2019).

En declaraciones a Red Baires, Martin Eguaras, Dr. en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional de Mar del Plata, investigador principal del CONICET y miembro del CIAS (Centro de Investigación en Abejas Sociales) habla sobre el rol clave de las abejas para nuestra alimentación, que elementos las perjudican y el trabajo que desarrollan en el centro.

-¿Por qué las abejas son importantes para nuestros alimentos?

Las abejas se alimentan de néctar y pólen de las flores. Almacenan el pólen y elaboran con el néctar la miel. Mientras están haciendo ese trabajo las abejas van de flor en flor, y las plantas necesitan de la polinización para producir los frutos.

Las abejas lo que hacen es ir de flor en flor, ayudan a polinizar las especies vegetales y con eso se forman los frutos. Por lo cual, la abeja es el principal polinizador que tiene nuestro planeta. Es la que va a hacer que todas las plantas den frutos más grandes y en algunos casos que los generen, porque sino estarían las abejas no se podría dar ese proceso.

Algunas plantas reproducen el pólen por el viento pero hay muchos polinizadores, de los cuales la abeja es la principal, que son los que ayudan a polinizar las plantas y producir los frutos.

-Las abejas han estado en baja en los últimos años, ¿a qué se debe y cuáles son las consecuencias?

Hablamos de abejas melíferas, las que cultivan los apicultores para producir su miel, y hay otros tipos de abejas nativas de Sudámerica que también son polinizadores. En general, casi que todas ellas están bajando la población, es factible que algunas estén en período de desaparición.

Fundamentalmente hay algunos fenómenos que se han ocasionado, que colaboran para que éstas abejas vayan declinando sus poblaciones. Uno de ellos es el uso de pesticidas, los que se usan en la agricultura suelen ser en algunos casos venenosos para las abejas y en otros casos, si bien no las matan, producen una desorientación, lo que hace que las abejas no puedan regresar a sus colmenas de origen.

Todo eso hace que haya una mayor mortalidad de abejas. Por otro lado el avance del monocultivo, principalmente del maiz y la soja en nuestra región, hacen que las abejas no tengan mucha diversidad de flores para buscar su alimento, y solamente en algunos casos puedan alimentarse de una o dos flores diferentes. Les pasa como a nosotros. Cuando no tenemos una variedad de alimentos esn nuestra dieta siempre va a faltar un elemento importante.

-¿Cuáles son las consecuencias para nosotros que haya menos abejas?

Si las abejas van mermando las poblaciones, la mayoría de las plantas no van a lograr tener sus frutos y entonces va a haber mucha menos disponibilidad de alimentación para el ser humano y otros animales. Uno tiene que imaginarse cuando pasa por una verdulería y está llena de cajones con diferentes colores, tomate, naranja, diferentes tipos de verdura y fruta.

El 60, 70 % de esos frutos se obtienen de la polinización de las abejas. Por lo cual, si las abejas desaparecieran de este mundo uno tiene que imaginarse una verduleria con dos, tres, cuatro cajones nada más y sin diversidad.

-Vos trabajas en el Centro de Investigación en Abejas Sociales. Es pionero en Argentina y América Latina

Hace treinta años que ingresamos en la Universidad (Mar del Plata) y en el Conicet. La mayoría somos biólogos, algunos químicos. Hace unos años todos estos investigadores confluyeron en lo que llamamos Centro de Investigación en Abejas Sociales, que ya está cumpliendo cinco años.

Es uno de los principales centros de Latinoamérica donde se hace investigación en abejas, fundamentalmente para ayudar a la biología de la abeja, mejorar el sistema productivo colaborando con los productores. Hoy en día somos aproximadamente somos 30 científicos.

-¿Cómo es el trabajo con los productores? Ustedes desarrollaron mecanismos naturales para combatir las plagas

Claro, nosotros tenemos diferentes líneas de trabajo. Las abejas, como cualquier organismo, sufre de enfermedades, parásitos, bacterias, virus que las enferman. Para eso en general se usan diferentes tipos de medicamentos, antibióticos o diferentes tipos de químicos. Pero muchos de esos después, cuando uno hace un tratamiento dentro de las colmenas de abejas, quedan como residuos en la miel. Por lo cual, nosotros tratamos de buscar elementos naturales para controlar esas plagas en las abejas, que no produzcan una contaminación en el ambiente.

Tenemos que pensar que Argentina un 90 % de la miel que produce la exporta a países de Europa, Estados Unidos, Japón. Y esos mercados, en muchos casos, analizan la miel que nosotros le enviamos y cuando aparecen sustancias extrañas pueden rechazarlo y no comprarla. Por lo cual nosotros trabajamos en cuidar la calidad de la miel y tratar de ayudar a las abejas matando sus plagas con elementos naturales. Y eso lo trasladamos luego a formulaciones que pueden usadas por el productor.

Otra de las investigaciones recientes es incorporar en el alimento que se da a las abejas moléculas obtenidas de las plantas, que fortalecen el sistema inmune de las abejas, las hace más fuertes y hacen que sean mucho más tolerantes a los parásitos. Todas esas formulaciones se transfieren a los productores o a las cooperativas, y con eso tratamos de generar herramientas que le sirvan al sector agrícola.

-¿Puede ser que el pólen de las abejas pueda servir como medicamento?

Todos los productos de las abejas pueden ser usados, en general, en salud humana. Algunos están más desarrollados. El propóleo por ejemplo, que es una sustancia que la abeja incorpora a la colonia como desinfectante o antimicótico. Lo ha tomado mucho la industria farmacéutica y lo ha investigado para distintas afecciones. La miel en muchos casos tiene un poder antibacteriano.

El polen se utiliza como una vitamina natural. Hay todo una serie de medicinas tomadas de la colonia. En general, uno de los más investigados es el propóleo, porque en muchos casos hay investigaciones en distintos países frente a enfermedades como el cáncer. Es una línea de trabajo que si bien nosotros no la tenemos incorporada en el centro nuestro, en muchos países es una línea de trabajo fuerte.

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