Emprendimientos sustentables: Biogás, Biodiesel y Tratamiento de Residuos

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Por Federico García

Martes 11 de Agosto de 2020 – En los últimos años ha crecido con fuerza el impulso al reciclado, los productos sustentables, el crecimiento del biodiesel como alternativa al combustible fósil y también el uso del biogás.

De acuerdo a un relevamiento realizado en el año 2016 por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), la Argentina contaba con 105 instalaciones de biogás en operación, de las cuales 53,1 % pertenecen al sector privado.

Por otro lado, según la Cámara Argentina de Biocombustibles la industria del biodiesel en Argentina cuenta con 37 fábricas con una capacidad de producción anual conjunta cercana a los 4,4 millones de toneladas (Mt) por año. En el año 2016 produjo cerca de 2,6 Mt, exportando 1,6 Mt y generando divisas por U$S 1175 millones.

Por el lado de la industria del reciclaje y según datos del año 2014 de la Cámara Argentina de la Industria de Reciclados Plásticos, se reciclan en la Argentina aproximadamente 235.000 toneladas anuales de plásticos.

A lo largo de la provincia de Buenos Aires hay muchos emprendedores que día a día se levantan pensando en cómo mejorar sus productos y la calidad de vida de la gente, cómo hacer más económico una producción y tantas cuestiones más.

Juan Carlos Mattiassich es uno de esos creadores y emprendedores que vive en la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Ayacucho. Tiene 75 años y ha venido trabajando en proyectos relacionados con el biodiesel, el biogás y también ideó un proyecto para desarrollar una planta de reciclado en su localidad.

“En el año 2013 nace un proyecto, que lo inicio yo y dos personas más, para la separación de basura orgánica e inorgánica. El municipio tenía que poner el personal para la separación dentro de un galpón municipal. Se arrancó con una máquina vieja que había, se reacondicionó todo con muy poca plata y casi ocho meses de trabajo para concientizar cómo era la mecánica porque no estaba muy difundido y sigue sin estarlo”, señala Mattiassich.

La Federación Mundial de Industrias del Reciclaje, que representa directa o indirectamente a más de 30000 empresas recicladoras de más de 70 países, instó este año a los gobiernos a que reconozcan oficialmente que su actividad es esencial ya que sirve para proteger la salud humana y el medio ambiente.

En relación a los comienzos del proyecto, Mattiassich responde que “comenzamos recogiendo un camión por día, luego dos, luego cinco, ocho, quince. Para los diez camiones ya teníamos un equipo hecho con unas veinticinco, treinta personas que trabajaban en un sólo turno. Se organizó y funcionaba muy bien. En ese momento se vendía el material reciclado, la planta estaba funcionando bien y comenzaba a expandirse”.

Mattiassich estuvo al frente del proyecto hasta el año 2015. “Con la basura que quedaba y lo orgánico se iba a hacer un digestor con el que se iba a hacer gas, con el que se iba a mover un motor que a su vez haría funcionar un generador de energía eléctrica, tanto para uso de la misma Planta o para inyectarlo en la red eléctrica”, señala Juan Carlos.

Sobre los logros de la Planta de Residuos Mattiassich señala que, cuando se puso en marcha la primera parte, “se empezó a reducir en un 70% el ingreso de basura al basural, en un período de seis meses entraron casi 1600 camiones con basura y los que retornaron al basural no llegaron a 500″, y agrega «con lo que yo vendía el 20 % era para mis gastos y el 80 % lo reinvertía para completar el equipamiento que faltaba”, y agregó que de ese 80% que eran para la reinversión, un porcentaje sería para los trabajadores “que se lo merecen porque es un laburo bastante jodido».

En el año 2004, Juan Carlos Mattiassich realizó un pequeño reactor y «ahí vi como era el biodiesel». A partir de ahí hizo tres máquinas más, la última la donó a la escuela secundaria de Ayacucho. La quinta ya salió automatizada. “Hoy mi máquina, que produce mil quinientos litros por día, es totalmente automática y requiere muy poco personal”.

Sobre el funcionamiento de la máquina, Mattiassich señala: “Con las últimas tres que hemos hecho, me voy a Italia y con el teléfono me meto en la computadora de la máquina y controlo si todo está funcionando bien, cuánto produjo, si la quiero dejar en marcha lo hago y si la quiero parar también” y comenta que “ahora estamos haciendo una más chiquita, de 250 a 300 litros por día, para los camioneros, remiseros, y estoy buscando como financiarla”.

Pero Juan Carlos Mattiassich no sólo trabaja con el biodiesel, sino también con el biogás. “El material de un criadero de cerdos, los gallineros, la parte orgánica del basural, todo eso se puede digerir, convertirlo en gas formulado, el otro diez por ciento del residuo que queda convertirlo en gas, y ese gas o se quema o se convierte en energía eléctrica a través de un generador».

El biogás es un gas combustible que se genera en medios naturales o en dispositivos específicos, por las reacciones de biodegradación de la materia orgánica, mediante la acción de microorganismos y otros factores, en ausencia de oxígeno.

El último informe de la Agencia Internacional de la Energía concluye que si se aprovechara todo el potencial a partir de desechos orgánicos se cubriría alrededor del veinte por ciento de la demanda mundial de gas actual.

En la actualidad, Mattiassich está trabajando en dos proyectos. Uno para la provincia de San Luis, para convertir la basura, el aceite, las hojas, las ramas en materia prima para el o los digestores. El otro para una planta aceitera de Balcarce “que está consumiendo unos setescientos mil pesos de energía eléctrica por mes”. El proyecto consta de la construcción de su propio equipo para generar energía eléctrica y su propio equipo de gas.

“En Rauch tengo una máquina vendida y en Balcarce vendí cuatro máquinas. También en Roberts (Junin)”, responde Mattiassich sobre algunos de las máquinas que vendió. En total hay quince máquinas suyas en funcionamiento.

Sobre sus biodigestores de biodiesel señala que “a nivel mundial no hay ninguna máquina de las características de las mías”. Y da las razones. “En primer lugar porque es muy económica. Segundo, porque mi máquina toma de los depósitos de entrada a los depósitos de salida, a un tanque de 20 mil litros de aceite le pones cuatro mil litros del reactivo y la pones en marcha, en diez días tenes el biodiesel hecho y separado de la gliserina, listo para usar. Esa máquina en gran escala existe pero para productores chicos no. Por otro lado, los chacareros que consumen 200, 300 mil litros por año si se ahorran $10 por litro 300 mil litros son 3 millones de pesos”.

Juan Carlos Mattiassich es uno de los tantos bonaerenses que día a día intentan construir una provincia con más desarrollo, innovando en el uso de la tecnología y pensando en el cuidado del ambiente.

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